Libros de colorear para adultos: ¿la nueva terapia antiestrés?

De colorear mandalas a pintar tatuajes e, incluso, palabrotas. Hablamos con dos psicólogos acerca de las posibilidades terapéuticas de esta tendencia que va en aumento

Marina Valera @thelittlemarin Corría el año 2008 cuando dejé a mi pareja de los últimos 4 años y medio. Reconozco que sentía más vértigo por lo que venía a continuación que pena o remordimiento. Tratando de hallar una salida a tanto comecome interno, descubrí en Internet la existencia de los mandalas y de cómo colorearlos tenía efectos sumamente relajantes. Entre llanto y llanto, me imprimí unos cuantos y me dispusé a acallar a mi fuero interno a golpe de rotulador. Casi 10 años después, mi hermana es adicta, yo me he desenganchado y los libros de mandalas se venden en el Tiger.

Y aunque los mandalas fueron primero, la industria editoral se ha puesto bastante creativa con el tema: ahora puedes colorear las mejores fotografías de Kate Moss, tatuajes ‘old school’, palabrotas, portadas antiguas de Vogue y casi cualquier cosa que te puedas imaginar. Es más, si ni siquiera los pechos de Kate Moss te terminan de convencer, existe una página web, Color Me Book, que convierte tus fotos –sí, también las de tu cuenta de Instagram– en un libro para colorear. Si el inventor de este método, el discípulo de Freud, Carl Jung, levantara la cabeza, seguramente alucinaría.

Pero más allá de las modas, detrás de esta tendencia subyace una imperiosa necesidad entre la población adulta: la de desestresarse, aunque solo sea por unos instantes, haciendo una actividad que les comprometa lo mínimo indispensable. Porque llegar a casa, sacar el cuaderno de mandalas y los rotuladores Carioca es infinitamente más fácil que acudir regularmente a clases de yoga o meditación.

Vogue Belleza

@ INÉS YBARRA. REALIZACIÓN: CRISTINA MALCORRA.

Beneficios (y precauciones)

«El beneficio terapéutico de este método reside en concentrarse en el momento presente y prestar atención plena a la tarea«, desvela el psicólogo Jesús Matos, fundador de En Equilibrio Mental. Algo que, tal y como desvela, nos hace mucha falta. «En general, los adultos permanecemos la mayor parte del tiempo pensando en el pasado y en el futuro. Dejamos de lado completamente el momento presente.» Eso sí, este especialista en gestión de la tristeza y el bienestar advierte del peligro de confiar exclusivamente en él como forma de evitar emociones o pensamientos dolorosos. «Desarrollar la habilidad de prestar atención al momento presente es muy beneficioso para el proceso de regulación emocional. Pero no es suficiente. Es necesario aprender otros mecanismos para poder liberarnos completamente del estrés», desvela.

Mandalas vs. ilustraciones

Pero, ¿es lo mismo pintar mandalas que dibujos de jardines secretos o insultos escondidos entre pétalos de flores Hawaianas? «Si los dibujos que estamos coloreando no tienen un significado emocional para nosotros, no hay por qué pensar que puede haber diferencias», responde Matos. Para la Dra. Sandra Farrera Sabioncello, especialista en psicología clínica y miembro de Top Doctors, sí que las hay. «Los mandalas son centros energéticos de equilibrio, que nos ayudan a transformar la visión que tenemos de nuestro entorno y de nosotros mismos. Al dibujar e interpretar un mandala, entramos en contacto con nosotros mismos y, aunque colorear dibujos tenga efectos óptimos para la persona, los mandalas conectan más con nuestro interior que otros dibujos ya que poseen una estructura circular que ofrece relajación y ayuda a la meditación», apunta la directora del Centro PsicologíaBcn.

Para quién está indicado

Ahora que hay libros para colorear hasta en la tienda del Caixa Forum –y no lo digo con acritud, el de tatuajes es precioso– es interesante saber a qué tipo de pacientes recomendarían esta actividad ambos psicólogos. «A personas con déficits atencionales, también a las que sufren de bajo estado de ánimo, ansiedad, estrés y también en casos de insomnio. Al colorear y dibujar mandalas, estas personas pueden verse beneficiadas utilizando dichas herramientas», explica la Dra. Farrera. Jesús Matos, por su parte, recomendaría este método a todo aquel que se sienta cómodo coloreando y dentro de un paquete de técnicas para mejorar la capacidad de regulación emocional.

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© CORTESÍA DE LA EDITORIAL

El ritual (y la frecuencia)

Olvídate de colorear en el autobús de camino al trabajo, «es importante estar en un ambiente tranquilo, donde la persona pueda conectar con ella misma a través del mandala», aconseja la doctora. Si estás pensando en poner música, apuesta por una que resulte acorde con los dibujos circulares. Jesús Matos recomienda evitar posibles distracciones y centrarse en la respiración como punto de anclaje en el presente. «Como es un proceso que realizamos durante todo el día, condicionaremos la respuesta de atender al presente cada vez que nos centremos en la respiración», revela. ¿Algo más? «Cada vez que nos descubramos pensando en otras cosas que no tengan que ver con la actividad, es recomendable redirigir la atención al dibujo sin juzgar. Es decir, sin echarnos la bronca a nosotros mismos por no estar atentos», apunta el psicólogo que, además, asegura que con diez minutos al día es más que suficiente para desarrollar esta habilidad en unas pocas semanas.

Colorear vs. mindfulness

«Es una forma muy útil de mejorar la capacidad para atender al momento presente, pero hay muchas otras como el mindfulness«, desvela el experto. Una alternativa a esta técnica, basada en la meditación Budista –a la que se le ha eliminado todo componente religioso–, cuyo objetivo es enseñarnos a aprender a vivir el momento presente, aceptar lo que ocurre y no juzgar si la experiencia es buena o mala.

Si tienes insomnio

«El poder terapéutico de los mandalas repercute en diferentes ámbitos personales y, dado que reduce el estrés, puede ser un buen método de ayuda para aquellos pacientes que sufren de insomnio«, explica la especialista en psicología clínica y miembro de Top Doctors. Eso sí, siempre y cuando no lo hagan justo antes de dormir: «es aconsejable no mantener actividad mental momentos antes de irse a la cama». Si no somos capaces de conciliar el sueño a los 15 ó 20 minutos, el fundador de En Equilibrio Mental opina que puede ser un buen momento para colorear. «De esta manera cortaremos la cadena de pensamiento que en ese momento nos está activando impidiéndonos dormir», apunta el experto. Cuando notemos las primeras respuestas fisiológicas de sueño, es recomendable volver a la cama –y si no lo conseguimos en otros 15 ó 20 minutos, repetir el proceso–. Acompañar esta actividad de ejercicio físico, evitar las siestas, levantarse siempre a la misma hora y eliminar las sustancias excitantes –cafeína, té, tabaco…–, es altamente recomendable para regular el sueño con eficacia.

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© CORTESÍA DE LA EDITORIAL

Otros usos y conclusiones

Aunque hay escasez de estudios que midan la eficacia de esta técnica –y existen otras que resultan más efectivas–, Jesús Matos sí que hace referencia a un estudio de Henderson, Rosen & Mascaro del año 2007 con pacientes con trastorno de estrés postraumático. «Los pacientes que realizaron esta actividad informaron de disminución de síntomas al mes de empezar, pero las diferencias con el grupo control no fueron significativas. Los autores señalan que esta práctica puede ayudar en pacientes que no se atreven a escribir sobre sus experiencias traumáticas como método alternativo de procesamiento simbólico del trauma«, desvela el psicólogo. La creatividad y la concentración también se verían fomentadas gracias a este ejercicio. Para la Dr. Farrera, la lista es todavía más larga: «a través de los mandalas estimulamos la atención, la concentración, la coordinación visomotora, nuestra capacidad de elegir, de expresar y, por lo tanto, potencia nuestra creatividad. Todo ello repercute en un aumento de nuestra concentración y bienestar».

Por: http://www.vogue.es

 

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